Generalmente, el proceso de diseño parte de gráficos conceptuales, tales como ideogramas, símbolos y palabras, que traducen sobre el papel ideas que fugazmene se visualizan en la mente.
Éste género de gráficos se produce cuando la complejidad de las ideas obliga a exteriorizarlas para proceder a su dilucidación, valoración y desarrollo. Esta exteriorización implica con frecuencia un lenguaje abstracto en que los jeroglíficos y los textos descriptivos se combinan para representar las que puedan existir entre concepto y realidad.
Durante el proceso, las ideas pueden cambiar, sufrir mutilaciones, amputaciones e injertos.
El proceso de diseño actúa en las fases iniciales igual que una forma de comunicación de índole personal y deja trs de sí un rastro de notas, símbolos, ideogramas y de bocetos. Así que el proceso avanza y los diagramas de organización pasan a ser volúmenes espaciales, puede aprovechar todos los sistemas existentes de representación gráfica.
El diagrama, si está bien estructurado, puede inducir en el observador ideas y estados mentales muy diversos sujetos a tres factores: el grado de conocimiento del modo de expresión, la cantidad de información suministrada por el diagrama y la experiencia previa respecto al espacio tridimensional.
Los diagramas, pese a constituir un procedimiento estrictamente privado, han gozado de una fama considerable porque, además de narrarla, permiten recorrer y experimentar la secuencia seguida en el diseño. A esto se debe que los gráficos generadores tan a menudo se conserven y se les asigne nuevos cometidos en el ámbito de la comunicación.
Tenemos a nuestro alcance muchos tipos de diagramas, cada uno de ellos con posibilidades y fórmulas conceptuales propias, que nos sirven para desarrollar un modelo de diseño operativo, para facilitar la evolución de ideas y finalmente para tomar decisiones.
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